Los compañeros de piso de la universidad son sensibles al malestar de sus compañeros, pero tienden a subestimar el nivel de malestar que experimentan los demás, según un estudio recién publicado por investigadores de psicología de la Universidad de Nueva York.
El trabajo, que aparece en la revista Personality and Social Psychology Bulletin, sugiere que la percepción de los compañeros de habitación sobre la angustia de los demás podría ser útil para controlar la salud mental de los estudiantes universitarios, pero hay formas de entrenar a los estudiantes para que sean más precisos.
«Aunque la universidad es una época emocionante, muchos estudiantes sienten presión académica y social, y esto puede conducir a una angustia grave», explica Qi Xu, estudiante de doctorado de la NYU y autor principal del estudio.
«Los estudiantes universitarios pueden detectar ciertos niveles de malestar en sus compañeros de habitación y detectar cambios en el transcurso de un semestre, pero sin embargo subestiman el nivel absoluto de malestar», añade Patrick Shrout, profesor del Departamento de Psicología de la NYU y autor principal del estudio.
Los investigadores señalan que los sujetos del estudio no habían sido entrenados para detectar la angustia, a diferencia de otros compañeros, como los asistentes de las residencias universitarias.
«Una formación más universal sobre cómo identificar y responder a la angustia de los compañeros podría tener el beneficio de fomentar las conversaciones entre los compañeros de habitación sobre las acciones que cada uno podría tomar si nota que otro experimenta una angustia extrema», escriben Xu y Shrout.
En su estudio, los investigadores estudiaron 187 parejas de compañeros de cuarto del mismo sexo que incluían estudiantes asiáticos, negros, hispanos, blancos y birraciales.
En dos momentos del curso académico -febrero y abril- cada compañero de habitación de la pareja informó de su propio nivel de angustia, así como del percibido en el otro compañero. La comparación de estos informes permitió a los investigadores cuantificar la precisión y el sesgo.
Además de subestimar sistemáticamente el nivel de angustia de su compañero de cuarto, los estudiantes tendían a creer que la angustia de su compañero era similar a su propio nivel de angustia. A pesar de estos sesgos, los juicios de sus compañeros de habitación reflejaban un componente de verdad. Los estudiantes que fueron juzgados como más angustiados eran los que tendían a autodeclarar una angustia extrema.
Dado que realizaron la encuesta en dos momentos diferentes, los investigadores pudieron determinar qué estudiantes estaban más (o menos) angustiados a lo largo del tiempo y comparar los cambios con las clasificaciones de los compañeros de piso.
Los sesgos encontrados en los distintos momentos no se trasladaron a las inferencias sobre el cambio de angustia. Cuando los informes de los estudiantes indicaban que sus compañeros de habitación estaban experimentando más angustia, los compañeros de habitación objetivo tendían a autoinformar más angustia también.
Los investigadores afirman que, con una formación sobre cómo detectar el malestar en los demás, los compañeros de piso podrían ser aún más precisos en sus juicios y podrían ser útiles para apoyar una red de seguridad para los estudiantes universitarios que están angustiados.