¿Qué pasaría si le dieras «me gusta» a todo lo que ves en las redes sociales?
El desarrollador Rameet Chawla lo descubrió cuando construyó un script que daba «me gusta» a todas las fotos que pasaban por su feed de Instagram.
- Aumentó sus seguidores en unos 30 al día
- Le invitaron a más fiestas
- Le pararon por la calle personas que le reconocieron por Instagram
- Recibió un mensaje tras otro de sus amigos animándole a publicar más.
- Dijo que era «casi como si estuvieran frustrados, como si anhelaran algo que les gustara a cambio».
Los «me gusta», los comentarios y las publicaciones que compartimos en las redes sociales pueden parecer a menudo intrascendentes, pero son importantes. Se refieren a algunos de los elementos que nos hacen humanos, nuestras adicciones, deseos, ansiedades y alegrías.
¿Y si pudiéramos entender la psicología de las redes sociales y utilizar ese conocimiento para acercar a los clientes, darles más de lo que quieren y crear mejores relaciones?
El mes pasado tuve el privilegio supremo de hablar precisamente de eso en la Mozcon, una conferencia de marketing súper divertida y locamente informativa organizada por nuestros amigos de Moz.
Me encantaría compartir algunos de los aspectos más destacados con ustedes, en caso de que pueda ser útil para sus propios esfuerzos en las redes sociales.
Contenido
La adicción a las redes sociales no está sólo en nuestra cabeza. Es bastante real, gracias a dos sustancias químicas que produce nuestro cerebro: la dopamina y la oxitocina.
Los científicos solían pensar que la dopamina era una sustancia química del placer en el cerebro, pero ahora sabemos que lo que realmente crea es deseo. La dopamina hace que busquemos, deseemos y busquemos.
La dopamina se ve estimulada por la imprevisibilidad, por pequeños fragmentos de información y por señales de recompensa, que son prácticamente las mismas condiciones de las redes sociales.
La atracción de la dopamina es tan fuerte que los estudios han demostrado que es más difícil resistirse a los tweets que a los cigarrillos y al alcohol.
Oxitocina
También está la oxitocina, a veces llamada «la sustancia química del abrazo» porque se libera cuando se besa o se abraza.
O… al tuitear. En 10 minutos de redes sociales, los niveles de oxitocina pueden aumentar hasta un 13%, un pico hormonal equivalente al de algunas personas el día de su boda.
Y toda la buena voluntad que acompaña a la oxitocina -niveles de estrés más bajos, sentimientos de amor, confianza, empatía, generosidad- también viene con las redes sociales.
Como resultado, los usuarios de las redes sociales han demostrado ser más confiados que el usuario medio de Internet. El usuario típico de Facebook es un 43% más propenso que otros usuarios de Internet a sentir que se puede confiar en la mayoría de la gente.
Así que, entre la dopamina y la oxitocina, las redes sociales no sólo traen consigo un montón de grandes sentimientos, sino que también es muy difícil dejar de querer más.
Por qué publicamos
No es ninguna novedad que nos encanta hablar de nosotros mismos.
Los seres humanos dedican entre un 30 y un 40% de su discurso a hablar de sí mismos. Pero en Internet esa cifra se dispara hasta el 80% de las publicaciones en las redes sociales.
¿Por qué? Hablar cara a cara es complicado y emocionalmente complicado: no tenemos tiempo para pensar en lo que vamos a decir, tenemos que leer las señales faciales y el lenguaje corporal.
En línea, tenemos tiempo para construir y refinar. Esto es lo que los psicólogos llaman autopresentación: posicionarse de la manera que uno quiere que lo vean.
La sensación que nos produce la autopresentación es tan fuerte que se ha demostrado que ver tu propio perfil de Facebook aumenta tu autoestima.
Lo que también es interesante para los vendedores es que la forma más destacada en la que tendemos a trabajar en la autopresentación es a través de las cosas: comprando cosas y adquiriendo cosas que signifiquen lo que somos.
Piensa: La ropa, los juegos, la música, el logotipo de su ordenador portátil en este momento.
La intensidad de la emoción que la gente puede sentir por sus marcas favoritas como resultado de esto es increíble. En un experimento se mostraron a los voluntarios dos tipos de fotos: el logotipo de una marca que les gustaba y las fotos de sus parejas y amigos más cercanos.
Su excitación fisiológica ante el logotipo era tan intensa como la que se produce al ver la foto de su amigo más cercano.
Las cosas -y por extensión, las marcas- son una parte importante de lo que somos.
Lo que saco de esto es que hay que trabajar muy duro para averiguar qué es lo que aspira a mi marca y con lo que mis clientes pueden identificarse.
Las marcas que pueden crear formas de aspiración para que su comunidad interactúe con ellas no solo crean oportunidades en las redes sociales, sino también la oportunidad de ir más allá de los «likes» y convertirse en algo duradero.
La autopresentación, el fortalecimiento de las relaciones
En primer lugar, se trata de nuestra propia imagen: El 68% de las personas dicen que comparten para dar a los demás una mejor idea de quiénes son y qué les importa.
Pero la razón más importante por la que compartimos es sobre otras personas: el 78% de las personas dicen que comparten porque les ayuda a mantenerse conectados con la gente.